Monday, February 22, 2016

CAPITULO 16


La paz que nos deja Jesús
En el capítulo 14, Jesús nos deja intrigados con una afirmación bastante contundente cuando dice: “Mi paz les dejo; mi paz les doy. Yo no se la doy a ustedes como la da el mundo. No se angustien ni se acobarden” (Juan 14: 27 NVI). Es decir, la paz que deja Jesús tras su partida es mucho más poderosa que la paz que podemos encontrar en el mundo. Así pues, la paz es mucho más que la ausencia de un conflicto bélico o disputas. La paz es un regalo espiritual que solamente podemos obtener como consecuencia de poner nuestra confianza en Jesús.
Este capítulo se cierra con una afirmación similar a la anteriormente mencionada. Jesús se está despidiendo de sus discípulos; él sabe que su hora ha llegado, sin embargo, sus discípulos aún no se han hecho a la idea.Todos ellos están ansiosos y temerosos por las muchas cosas que Jesús les está revelando. Les cuenta de la venida del Espíritu Santo, y cómo su llegada les conectará directamente con poder de Dios. Les consuela diciéndoles que es necesario que él se vaya para que esto ocurra, que no tengan miedo. Las asegura que él estará bien, porque va al Padre, y que ellos estarán donde él esté. Pero aun así, Jesús puede ver sus rostros y la angustia que sus palabras están causando en sus corazones. Así que les deja con una promesa en la que poder descansar durante sus tiempos de tribulación y dificultad: “yo les he dicho estas cosas para que en mí hallen paz. En este mundo hallarán aflicciones, pero ¡anímense! Yo he vencido al mundo” (Juan 16: 33 NVI).
Hallar la paz en Jesús es inmensamente superior a la paz que nosotros podemos crear con nuestros esfuerzos físicos. Porque tener una relación con Jesús supone estar en paz CON Dios, ya que Jesús pagó por los pecados de toda la humanidad. Jesús rompió el ciclo de pecado, arrepentimiento, sacrificio y vuelta a empezar. Su muerte se tradujo en nuestra liberación de la esclavitud del ciclo de pecado. Al refugiarnos en él tenemos perdón eterno. Cuando estamos en esa posición de alineación perfecta con el Padre, entonces recibimos la paz DE de Dios. La paz, la alegría y el amor, son los tres atributos que describen la naturaleza de Dios. Así pues, la paz DE Dios es un resultado natural de establecer una relación personal e íntima con el hijo de Dios.
La paz que trae Jesús es una paz que elimina el caos, el desorden y la anarquía de cualquier situación. Su paz fue la que calmó la tormenta con una sola orden, la paz de Jesús es capaz de activamente desmantelar la naturaleza caótica del mundo. Es por ello que les dice que su paz no es como la que ofrece el mundo. No es una paz pasiva, sino una paz con autoridad para detener todo intento de confusión y desorden en nuestra vida y en cualquier circunstancia.

Cuando Jesús envía a los discípulos les dice que ellos serán los responsables de dejar la paz en un hogar, si son bien recibidos; sin embargo, si son tratados con desprecio, ellos tienen la potestad de llevarse la paz de ese lugar. En otras palabras, Jesús nos transfiere una paz, proveniente directamente de Dios, la cual a su vez, nosotros tenemos la autoridad de transferir. Allá donde vayamos podemos llevar la paz DE Dios con nosotros y la gente que entra en contacto con nosotros puede sentir esa paz. 

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