Jesús obedece a la
autoridad
Aunque Jesús es hijo de Dios, llegó a este mundo terrenal a través de su
madre biológica María. El primer milagro público que realiza en su ministerio,
lo hace Jesús a petición de su madre. La mayoría de los milagros que hace Jesús
son nacidos de la compasión, para sanar a un leproso, para resucitar a una
niña, para calmar el temor de sus discípulos o para abrir sus ojos de
incredulidad. Pero este milagro es diferente. Jesús nunca hubiera hecho un
milagro como este solo para demostrar su poder. De hecho en otra ocasión los
fariseos le pidieron un milagro como señal de su autoridad espiritual y Jesús
les respondió que eran una generación corrupta. Jesús hizo el milagro de traer
más vino a la fiesta, sólo porque su madre se lo pidió.
Jesús es humilde
Cuando Jesús transforma el vino, le pide a los sirvientes que se lo
llevaran al encargado del banquete, el cual no sabía de dónde había venido
aquel vino. En cuanto lo probó fue al novio para darle la enhorabuena por tan
excelente vino. Jesús no hizo ningún intento de reclamar “Eh, que fui yo quien
hizo el vino!”. Todo lo contrario, dejó que el novio se llevase todos los
halagos y lo prefirió así. Jesús hizo el milagro por obediencia a su madre, no
por hacer un alarde de su poder.
La creatividad de
Jesús
El milagro del vino en las bodas de Caná también nos muestra la inmensa
creatividad de Jesús. Cuando su madre le pide que ayude a traer más vino mira a
su alrededor viendo qué es lo que puede hacer. Lo primer que ve son seis
tinajas enormes de piedra, que normalmente se usan en las ceremonias de
purificación; sin embargo Jesús encuentra aquí una solución alternativa y
creativa al problema. Es decir, Jesús utiliza algo que tiene una función
tradicional para traer una solución poco convencional. Aquellos que buscan a
Jesús y hallan quién es él realmente van adquiriendo poco a poco esa
creatividad. Incluso leyendo las escrituras comienzan a ver aplicaciones
prácticas a textos que parecen aparentemente arcaicos y desconectados con
nuestro presente. La palabra creatividad se descompone en “crea-en-ti-vida”; es
decir que los que ven a Jesús en las escrituras y lo traen a la conciencia en
su día a día, crean vida en sí mismos y encuentran soluciones poco
convencionales, incluso con los instrumentos más tradicionales.
Milagros explosivos
Para hacer vino se necesitan entre tres y cuatro años, y si se trata de un
buen vino, entonces debe de estar en reserva de doce a veinte años. El vino que
hace Jesús no es un vino cualquiera. Cuando el encargado del banquete probó el
vino dijo “Todos sirven primero el mejor vino, y cuando los invitados ya han
bebido mucho, entonces sirven el más barato; pero tú has guardado el mejor vino
hasta ahora”. (Juan 2:10 NVI). ¿Qué quiero decir con esto? Jesús puede hacer
milagros instantáneos; es decir, lo que en lo natural debería pasar en cuatro,
cinco o diez años, Jesús lo puede hacer en una fracción de tiempo. Debería
llevarte treinta años terminar de pagar tu casa, pero Jesús puede ayudarte a
que suceda en una fracción de tiempo. Debería llevarte años superar esa
enfermedad, pero Jesús puede acelerar tu recuperación de manera que desafíe las
leyes de la medicina. Cuando invocas el nombre de Jesús y permites que su poder
opere en tu vida, van a suceder cosas sobrenaturales. Las leyes del tiempo y de
la física no obstáculo para los milagro que Jesús realiza.
Jesús viene para traer
vida
Más adelante en el evangelio de Juan, Jesús dice que ha venido para traer
vida y traerla en abundancia. Este milagro es una gran prueba de ello. Si
contrastamos el antiguo testamento con el nuevo testamento, el primer milagro
que realiza Moisés cuando va a liberar a los hebreos de la tiranía del faraón
egipcio fue convertir el agua del río Nilo en sangre, lo cual causó la muerte
de todos los peces y animales anfibios en el río. Jesús en su primer milagro
transforma el agua en vino y resulta en una hermosa celebración. Nada de lo que
hace el maestro es casualidad. Jesús escogió seis vasijas de piedra, el seis es
el número que representa al ser humano. El sexto día creó Dios a Adán; el siete
es el número de la perfección, de lo completo; por lo tanto el ser humano es
imperfecto. El material que representa la imperfección es el barro; no obstante
Jesús no elije seis vasijas de barro, sino seis vasijas de piedra. Cuando
transforma el agua en vino es un simbolismo del sacrificio que hará por la
humanidad y como derramará su sangre para redimir al hombre. El primer milagro
que realiza en su ministerio es una representación de lo que ha venido a hacer.
Aunque muy pocos entendieron esta señal que sutilmente dejó, para que otros entendiéramos
más de él.
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