Monday, December 9, 2013

Fusion cerebral (un solo cuerpo, una sola mente)


El otro día viendo la película Pacific Rim recapacitaba sobre la hermosa imagen que supone el argumento de la misma. La humanidad se encuentra amenazada por los Kaiju, unos monstruos marinos que proceden de las profundidades de la tierra y que tienen a la humanidad en jaque. Unidos en un esfuerzo titánico, los humanos trabajan en el desarrollo de un arma que pueda presentar batalla a éstos emisarios del mal. Los Jeagers son robots gigantescos que inicialmente fallan por no poder ser pilotados por una sola persona. La cantidad de información que maneja el pequeño cerebro humano no es lo suficientemente potente como para enviar señales a una máquina tan poderosa. De manera que deciden poner un segundo piloto. Cada uno de ellos se encargará de las señales de uno de los hemisferios. El único problema que se les presenta es cómo sincronizar los movimientos de dos seres separados, cuando luchan bajo un sólo ente. La solución es poco menos que una revelación divina. Los pilotos proceden a hacer una fusión cerebral, mediante la cual uno de los pilotos entra en la mente del otro: de esta manera los dos luchan como uno sólo y se convierten en invencibles.

De la misma manera, nuestra mente sufre el ataque de las fuerzas oscuras: el desánimo, la depresión, la falta de autoestima, el miedo o la preocupación están esperando su momento para acecharnos en nuestros momentos de debilidad y destrozar lo más preciado que tenemos: nuestra paz. Pero Jesús ya nos avisó de esto cuando pronunció estas palabras ºYo les traigo paz, pero no paz como la da el mundo. En este mundo tendrán tribulaciones, pero tengan ánimo, yo he vencido al mundo. Es decir, Jesús ya ganó la batalla contra esos adversarios. Nosotros, sin embargo, todavía somos víctimas de sus ataques en nuestra experiencia humana. Pero cuando sentimos el zarpazo del enemigo, cuando las sirenas de alarma suenan es cuando debemos prepararnos para el combate.

Al igual que en le película, nosotros solos no podemos hacer funcionar nuestra maquinaria a todo su potencial. Necesitamos hacer una fusión cerebral en la mente Cristo. El es que dirige el ataque, nosotros tan sólo seguimos los movimientos que el inicia. Si el recobra al ánimo, nosotros hacemos igual, si el llama a mantener la calma, nosotros le seguimos, si el reprende con fuerza y autoridad, nosotros lo imitamos. Saber que estamos en su mente, y sus pensamientos son sus pensamientos es el arma más poderosa que podemos tener. Unidos así, el enemigo no tiene nada que hacer contra nosotros. Somos uno con él, somos uno con el vencedor, con aquel que tiene las armas, la estrategia, el poder y la autoridad para derrotar todas las fuerzas del mal existentes y por existir. No hay nada que temer.

Nosotros por nuestra parte, tenemos la mente de Cristo
(1 Cortintios 2:16, NVI)

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