Monday, June 4, 2012

El poder de tu visión


¿Cómo es la imagen de tu futuro? ¿Qué ves cuando piensas en tu destino? Jesús nos recuerda en este pasaje que lo que quiera que tenemos en nuestra visión se convierte en la luz que nos ilumina. Si nuestra visión es pobre y limitada inevitablemente enturbiará como percibimos nuestro presente.


El ojo es la lámpara del cuerpo. Por tanto, si su visión es clara, todo su ser disfrutará de la luz. Pero si tu visión está nublada, todo su ser estará en oscuridad. Si la luz que hay en ti es oscuridad, ¡qué densa será la oscuridad!

Mateo 6:22-23


La visión que sostenemos en nuestra mente debe ser una que despierte la esperanza, el gozo y la emoción. Muchas veces esa imagen no se corresponde con la realidad que vivimos, pero al sostenerla y contemplarla nuestras emociones vibran en estados de alegría y felicidad. Dicha vibración nos ayuda a conectarnos a las emociones superiores de paz y gozo. Cuando vivimos llenos llenos de la paz de Dios, que sobre pasa todo entendimiento humano seremos capaces de hacer cosas que otras personas no pueden. Hay algo especial en una persona así, porque brilla y florece allí en donde se encuentra.

José tiene una sueño cuando es joven. En dicho sueño sus hermanos se inclinan ante él en signo de reverencia. Cuando les cuenta su visión sus hermanos no comparten su alegría, sino que más bien despierta su envidia. Así que sus hermanos se alían para deshacerse de él y terminan por venderlo como esclavo en Egipto. Año tras año José sufre y padece grandes injusticias, sin embargo hay algo especial en él que le hace destacar del resto de los hombres. A donde quiera que va termina siendo promovido y puesto a cargo de todos los negocios. José comprende el secreto de mantener su imagen siempre fresca en su mente. Finalmente después de 13 años de injusticias José es nombrado el segundo al mando de todo Egipto, sólo por debajo del Faraón. Debido a una hambruna sus hermanos se ven forzados a pedir alimento en Egipto y tal y como su sueño le dictó, ellos terminaron inclinándose ante él.

La visión que tengamos de nuestra vida ilumina nuestro camino, pero también alimenta al hombre interior que habitamos. Nuestro cuerpo requiere de alimento físico, pero nuestro espíritu necesita esperanza, paz y gozo. La imagen que tenemos frente a nosotros determinará que tipo de presente vivimos.







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