Monday, August 3, 2015

No nos cansemos de hacer el bien


No nos cansemos de hacer el bien, porque a su debido tiempo cosecharemos si no nos damos por vencidos.     
(Gálatas 6:9 NVI)

La madre Teres tenía toda la razón cuando decía que a veces sentimos que lo que hacemos es como una gota en el mar, es decir, algo insignificante y que no tiene ningún impacto en la vida de los demás. Sin embargo, también dice que el mar seria menos porque le faltaría esa gota. Muchas veces sentimos que lo que hacemos pasa desapercibido, que de alguna manera cae en saco roto. A pesar de hacer aquello que sabemos en el fondo de nuestro corazón que es bueno, dejamos de hacerlo porque una voz crítica nos dice que no merece la pena el esfuerzo. Así que muchos desistimos de hacer aquello que nos hace felices a nosotros y que ayuda a otros.

Muchas madres sienten que hacer todos los días el mismo trabajo en casa es como hacer castillos de arena; viene el agua y se deshacen. Limpiar, ordenar, aducar hijos se puede volver monoto, rutinario, tedioso y una espiral sin sentido. Pero Dios nos dice que no nos cansemos de hacer lo bueno, porque cuando elegimos lo bueno estamos depositando una semilla en nuestro corazón y en el de otros. Tengo amigos que tienen el llamado de escribir sobre cosas que a ellos les importan. Mi amigo Luna escribe sobre fútbol y cuando lo hace, habla desde el fondo de su corazón. Muchas veces eso le ayuda a reconectar con su padre que partió al cielo hace menos de un año. Mi amigo Aurelio escribe sobre las cosas que le preocupan; la sociedad, la literatura, la cultura. Lo hace de manera elocuente y sagaz. Tal vez no temrine siendo un periodista, pero aquellos que le leemos disfrutamos de su don y su llamado. Otras personas tienen el llamado de cuidar de otros, servir con su tiempo y su dedicación.


En el día de hoy quiero asegurarte que lo haces importa; sea educar a niños, escribir pequeños artículos, animar a otros en sus momentos  bajos, escribir canciones, servir a los necesitados, orar en la intimidad por otros, o meditar en silencio por la mañana temprano; ninguna de esas pequeñas acciones pasan desapercibidas, todas tiene un impacto, una consecuencia positiva, no solo en tí mismo sino en las personas que te rodean. No abandones, sigue hacienda lo bueno, con agrado y entrega.

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