Tuesday, July 23, 2013

La mente de Dios


 
Día 2: La mente de Dios

“Ningún ojo ha visto, ningún oído ha escuchado,

Ninguna mente humana ha concebido lo que Dios ha preparado

Para quienes lo aman

(1 Corintios 2: 9, NVI)

 

LA SABIDURÍA RESIDE EN EL CORAZÓN NO EN LA MENTE

El apóstol Pablo continúa hablando de cómo se dirige a su congregación cuando les habla. Pablo insiste que no utiliza un lenguaje elocuente, ni complicado. Lo más importante es dar el testimonio de Dios: es decir, como al aceptar a Jesús en tu corazón, tu vida ha cambiado radicalmente. Cuando uno simplemente se abre y habla honesta y auténticamente sobre su testimonio, el poder del Espíritu es el que toca los corazones de los oyentes. De tal manera su fe no depende de la inteligencia humana, sino de la obra del Espíritu en su interior.

Otra cosa importante que el apóstol menciona es que a la hora de hablar no se preocupa de cosa alguna más que de Jesucristo y del mensaje de la cruz: es decir habla con conciencia única de Cristo. En el nuevo testamento sólo hay dos ocasiones en las cuales Jesús alabó la fe de dos personajes: una fue la mujer que le pidió sanidad, a lo cual Jesús la rechazó inicialmente, pero gracias a su insistencia y humildad Jesús terminó por concederle su petición alabando su gran fe. El segundo caso es el del centurión que le pide a Jesús sanar a su siervo. Éste le dice que es un hombre de autoridad y que conoce el poder de la misma, por tanto insiste en que el maestro tan sólo pronuncie las palabras. El centurión tiene fe absoluta de que sus palabras serán suficientes para sanar a su siervo. Jesús, una vez más, queda maravillado por la fe de este hombre. Los dos casos tienen algo en común: ambos son gentiles, es decir, no son judíos. Ellos no tienen la ley, ni la conocen, ni tampoco les importa. Sin embargo, los dos están llenos de la presencia de Jesús. Eso es de lo único que saben y no necesitan más. Están plenamente convencidos del poder de Jesús y esa mentalidad les hace, si cabe, aún más fuertes en su fe. Esa es la invitación de Pablo, no mires a izquierda ni a derecha, no adornes tus palabras o estudies tu mensaje. Por tus ojos en Jesús y deja que el Espíritu mueva los corazones de los oyentes.

Yo mismo hermanos, cuando fui a anunciarles el testimonio de Dios, no lo hice con gran elocuencia y sabiduría. Me propuse más bien, estando entre ustedes, no saber de cosa alguna, excepto de Jesucristo, y de éste crucificado.

(1 Corintios 2: 1-2, NVI)

¿QUIEN PUEDE ENTENDER LA MENTE DE DIOS?

Así pues el apóstol Pablo nos desvela como es imposible conocer la mente de Dios. Sus pensamientos son más elevados que los nuestros, al igual que lo son sus caminos y sus obras. Cuando descansas en esta verdad aceptas que Él conoce tu corazón antes de que pronuncies palabra alguna, Él es capaz de hacer justicia mejor que tú, Él conoce las peticiones secretas de tu corazón y sabe los caminos que te llevarán allí. Nuestra misión es confiar en Él y descansar en el transcurso del viaje. Las cosas que Dios tiene preparadas para nosotros superan todas nuestras expectativas, pero muchas veces pedimos a nuestra forma, actuamos bajo nuestros planes y de acuerdo a eso tenemos según el nivel de nuestra fe.

Sin embargo, como está escrito:

“Ningún ojo ha visto, ningún oído ha escuchado, ninguna mente ha concebido lo que Dios ha preparado para quienes lo aman”

(1Corintios 2: 9, NVI)

No obstante, Dios desea hacernos saber sus planes para nosotros. Pero ¿Cómo podemos nosotros acceder a la mente de Dios? Principalmente lo podemos hacer a través del Espíritu. Para acceder el Espíritu existen vehículos que nos traen a su presencia: entre ellos la meditación profunda de las escrituras, la lectura silenciosa y la reflexión, la oración íntima y la buena acción. Todas ellas llevan a un estado de revelación, mediante el cual el Espíritu le habla sutilmente a tu corazón en forma de una respuesta a una petición. Algo dentro de ti siente paz con respecto a ese problema, a esa petición o a la pregunta que formulaste. La sensación interior ha sido la manifestación del Espíritu susurrándote el mensaje que Dios tenía para ti.

Pero si no habitas en alguna de estas prácticas es difícil que recibas el Espíritu, por tanto, no acedes a la mente de Dios y por ende el lenguaje espiritual que usamos le suena a locura a tu entendimiento humano. Porque la sabiduría humana difiere de la sabiduría de Dios. Ésta se halla escondida, esperando a ser despertada a través de las antiguas prácticas espirituales de la oración, la meditación, la reflexión y la buena acción. Todas ellas te llevan a la revelación, dada en última instancia por el Espíritu mismo de Dios.

Así que Dios te está diciendo en el día de hoy “¿Qué es lo que más deseas?, ¿Cuáles son los anhelos de tu corazón? Pídeme y te daré aquello que más quieras, porque es mi naturaleza complacer y dar a aquellos que amo y que me aman. Pide, y cuando pidas pon tu mente y tu corazón en mí y yo te enviaré al Espíritu para que él te diga lo qué debes hacer?”.

En efecto, ¿Quién conoce los pensamientos del ser humano sino su propio espíritu que está en él? Así mismo, nadie conoce los pensamientos de Dios sino el Espíritu de Dios”

(1 Corintios 2:11, NVI)

 

DÍA 2: LA MENTE DE DIOS
Oración para acceder a la mente de Dios:
Padre, hoy vengo a ti para acceder a tu mente infinita,
Vengo a ti humildemente sabiendo que toda sabiduría reside en ti,
Que todo conocimiento se halla en tu refugio.
Revela tu visión para mi vida, déjame conocer tus planes para mí
Yo por mi parte ensancharé mi mente y ampliaré mi fe para que dejar que tu obra
Que es siempre más grande y más satisfactoria se manifieste en mi vida
Como un nuevo propósito nacido de tu corazón y no de mío. En tu nombre te pido Señor.
Amén

Los dones espirituales


 
Día 1: Los dones espirituales

De hecho, aunque el cuerpo es uno solo, tiene muchos miembros,

Y todos los miembros, no obstante ser muchos, forman un solo cuerpo.

Así sucede con Cristo

(1 Corintios 12:12, NVI)

NO ERES UNA PERSONA CON CARENCIAS

En este primer capítulo de Corintios, el apóstol Pablo saluda amorosamente a su iglesia, dando gracias siempre por sus vidas y su amistad. Más tarde les dedica unas palabras para animarlos y fortalecerlos en la fe. El primer mensaje que quiere hacerles llegar es que no carecen de nada, ya que unidos a Cristo ya poseemos todo tipo de don espiritual. Mucha gente tiene dones espirituales que ya les han sido dados pero nunca los llegan a desarrollar por dos razones principales: que no están seguros de sí mismos (es decir de su propia identidad) y no están unidos al corazón de Dios. Cuando un creyente alinea su fe en la de su creador y deja en él se manifiesten los dones que Dios mismo ha puesto, el despertar de dicho don no surge como un esfuerzo, sino como la expresión natural de quién es a la imagen y semejanza de su hacedor. Los dones espirituales son muchos y cada uno de ellos refleja el cuerpo de Cristo.

El don de profecía (boca), el don de servicio/ayudas (manos), el don de maestro/enseñanza (mente), el don de exhortación/ánimo a través de la palabra (brazos), el don de dar (manos), los dones de liderazgo y de administración (ojos), misericordia (corazón), el don de apóstol y el de evangelismo (pies), el de pastor (rodillas), el de dar palabra de sabiduría (hemisferio derecho), diferente al de dar palabra de conocimiento (hemisferio izquierdo), el don de la fe (temperamento) y el don de discernimiento (oídos).

Todos esos son dones que habitan en cada uno de nosotros. Cada individuo tiene uno o dos prominentes y varios secundarios. Pero tiene un don que sobre sale, que desarrolla sin esfuerzo y naturalidad, porque es el don que la gracia de Dios le ha otorgado. Mi don es el de la exhortación o palabras de aliento, así como el de palabras de conocimiento, es decir la capacidad de aprender, conocer y explicar las verdades de las Escrituras, siempre reveladas por el Espíritu.

Así que la pregunta en el día de hoy es ¿Cuál es tu don espiritual? ¿En qué eres especialmente bueno? ¿Pregúntate a ti mismo si eres generoso por naturaleza o si llevas la enseñanza en el corazón o si tal vez eres un líder nato, o si por el contrario eres una persona con dones administrativos naturales. Averigua qué don te ha sido concedido y agradece a Dios por tenerlo. Úsalo para beneficiar y bendecir a los demás, así como para proveer tus necesidades. Dios quiere que vivas de tu don y que disfrutes usándolo. Para eso nos lo dio en primer lugar. Pero lo más importante es que nadie carece de ellos. Todos tenemos uno ¿Cuál es el tuyo?

De modo que no les falta ningún don espiritual mientras esperan con ansias  que se manifieste nuestro Señor Jesucristo

(1 Corintios 1:7, NVI)

DÍA 1: LOS DONES ESPIRITUALES
Oración para encontrar tu don espiritual:
Padre, en el día de hoy te doy las gracias por los dones que me has otorgado,
Ayúdame a descubrir cuáles son, haz que se manifiesten naturalmente en mi vida,
Si hoy no estoy viviendo alineado con mis dones me comprometo a acercarme más a una vida
En la cual pueda desarrollarlos para ayudar a otras personas y vivir de acuerdo a tu voluntad
Dame la gracia para vivir en el descanso, en un lugar de poder y autoridad
Donde mi don no sólo me sostenga sino que cause pasión y emoción a mi corazón
Haciendo las cosas que hago, para mi beneficio, para el beneficio de otros
Y para tu honra y gloria
Amén