Wednesday, March 19, 2014

LA HERENCIA MÁS VALIOSA


LA HERENCIA MÁS VALIOSA
 

Los padres siempre dejan una herencia a sus hijos y no me refiero necesariamente a una herencia material de posesiones o riquezas. Hablo de un cúmulo de experiencias adquiridas, aprendidas por observación que de manera innata pasan a formar parte de nuestra herencia personal. Son los valores que hacemos nuestros, aquellos que vimos personificados en nuestros padres. Hoy, por ser el día del padre, quiero agradecer al mío la herencia que ha hecho de mí quien soy hoy día. Estos son los tres valores que mi padre me ha dejado como herencia:

Fe en mí mismo

Mi padre intentó siempre muchos proyectos, algunos salieron bien y otros no. Pero él nunca perdió la fe en sí mismo. En su interior sabía que a la próxima le iría mejor. Se presentó a trabajos donde la posición superaba a su preparación, pero la fe en sí mismo le hizo destacar entre la multitud. La fe en mí mismo es el centro al que regreso cuando me siento decepcionado, cuando dudo de si cumpliré mis sueños. Regreso a ese lugar de paz en donde no tengo ninguna duda de que Dios ya puso en mí los dones necesarios para triunfar en aquello que me proponga. Muy en el fondo la fe en mí mismo viene a ser la fe de que Dios ya me preparó para mi destino. Esa es la fe que yo aprendí de mi padre.

Fortaleza

Una y otra vez mi padre me enseñó que la vida no es un camino de rosas. De él aprendí a ser un guerrero, a luchar por aquello en lo que creo y persistir, tanto si las cosas salen bien como si no. El cómo me siento, o cómo son mis circunstancias es independiente de lo que sé que en mi interior debo hacer. Sobreponerse a la adversidad es parte del camino del guerrero, luchar incluso con dolor es parte de su profesión, rendirse no es una opción, abandonar no es una palabra en su vocabulario.

Familia

La base del corazón del guerrero siempre es y será su familia. Así ha sido para mi padre. Todo sacrificio merece la pena porque detrás está tu familia. Todo lo que él ha hecho ha sido para nosotros, su familia. Después de una vida de sacrificio ahora vive recogiendo los frutos de su arduo trabajo, al lado de su compañera de viaje y amiga, mi madre, sus hijos, yernos y nueras y nietos. Y aunque unos estemos más lejos que otros todos formamos parte de la gran familia Marín Millán la que yo tengo el orgullo de pertenecer.

Por todo ello te doy las gracias, papá

¡Feliz día del padre!