Wednesday, December 12, 2012

corazón en llamas


Si digo: «No me acordaré más de él,
    ni hablaré más en su *nombre»,
entonces su palabra en mi interior
    se vuelve un fuego ardiente
    que me cala hasta los huesos.
He hecho todo lo posible por contenerla,
    pero ya no puedo más.
Jeremías (20:9 NVI)

Tal vez hoy has perdido el fuego de la pasión por hacer aquello que te traía completa felicidad. Tal vez hoy estés en una espiral que no te lleva a ninguna parte, una rutina que termina igual que comienza. Pero las buenas noticias es que Dios no te va a dejar en paz hasta que hagas aquello que él mismo te puso en el corazón. 

Esos sueños, esos deseos no fueron creación de tu capricho, sino que fueron promesas sembradas en tu corazón para desarrollarlas en los frutos que has venido a traer. Tus talentos no aleatorios, ni fortuitos, fueron puestos por él en ti. No es casualidad que hayas pasado por las experiencias que has vivido, pues cada una de ellas te han moldeado en la persona que hoy eres.

El creador del universo te ha elegido a ti para llevar a cabo una importante labor. Tu misión sólo consiste en estar de acuerdo con ella, aceptar el reto y hacer aquello que sabes que has venido a hacer. Por dificil, incómodo o imposible que parezca ese sueño que hay en tu interior no es un error, no lo has sentido sólo una vez, ni dos. Es una intuición que no te abandona, ni te deja dormir por las noches.

Igualmente el profeta Jeremías se encontraba en una difícil situación. Dios le había encomendado enviar un mensaje a su pueblo, pero pronto se ganó la antipatía de aquellos que le escuchaban. Para Jeremías era una difícil misión y quiso olvidarse de ella. Quiso escapar del destino que Dios le estaba ofreciendo, quería casarse, llevar una vida normal y poder retirarse en paz, pero sus palabras demuestran que el fuego en su interior ardía hasta calarle los huesos.

La misión que Dios nos ha puesto, no es difícil de identificar, pero si es dificil de obedecer. Quiero retarte en el dia de hoy a que desempolves ese sueño que has tenido durmiendo. Prende la llama y pasa la antorcha de tu legado siendo fiel a tu intuición.